Posteado por: pedrock | 24 febrero 2010

¿Para cuando una Europa xenófila?

Si el mal del racismo se quedase confinado al nivel popular, a la conversación de bar o la grada ultra, no sería un problema tan alarmante. Sin embargo, cuando dicha plaga consigue contagiar la política, algo va mal. Y cuando se traslada de los partidos de la ultraderecha más demagógica (para quienes las gradas ultras y las conversaciones de bar representan su base, su ejército) a Gobiernos en funciones autodenominados de «centro”, la Europa de la Declaración de los Derechos Humanos va por mal camino.

En Francia, el debate de «l’identité nationale» sigue dando mucho de que hablar, generando rechazo hasta en las filas del Gobierno. Sin embargo la derecha al poder ha advertido que no iba a ceder, que seguiría adelante con ese proyecto que ha ofrecido a los medios muchas declaraciones a menudo racistas, o cuando menos bastante torpes («yo lo que quiero es que los musulmanes que viven en Francia dejen de llevar la gorra al revés«, decía nada menos que la Ministra para la Familia y la Solidaridad).
En Italia, donde la mayoría sigue riendo las gracias de mal gusto del “centrista” Berlusconi sobre sus amigos “morenos”, y donde este último no puede gobernar sin el apoyo del partido declaradamente xenófobo de la Liga del Norte, una ley acaba de aprobar el uso del DNI por puntos para los extranjeros. Con ese carnet, a los 30 puntos se consigue la nacionalidad italiana, con 0 puntos se es expulsado.

Son dos contextos muy distintos: en Francia la extrema derecha cada vez tiene menos poder y la estrategia de dirección, el ‘‘Business Plan’’ del país está dirigido en solitario por un Nicolás Sarkozy omnipresente, omnipotente, sin oposición, y que nunca ha intentado camuflar su patriotismo old school ni su visión elitista de La France.
Italia por su parte es un país que no ha sabido aprender las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, lo que le permite vivir sin complejos bañada en las ondas monopolísticas, reaccionarias y rancias de Berlusconi.

De las gradas a los partidos extremistas, de los partidos de ultraderecha a los partidos centristas de Italia y Francia. ¿Donde se acabará esta mancha de aceite?

En una Europa que envejece, en un continente en el que la tasa de natalidad se ve dopada hacia niveles aceptables gracias a la fecundidad inmigrante, donde éstos siguen haciendo los trabajos más duros, trabajos a menudo rechazados por los autóctonos, y que aún así siguen siendo los peor pagados, ¿cómo es posible que siga habiendo tal rechazo hacia la población inmigrante? Aunque sólo sea por egoísmo financiero, ¿por qué Europa sigue sin condenar estas leyes nacionales? ¿Por qué sigue siendo de facto tan xenófoba?


Respuestas

  1. Muy buen articulo y debo decir que me llamo la atecion el titulo, y por eso lo lei, muy bueno te felicito por tus acertados comentarios, ojala y esto cambien y dejemos de ver tanta xenofobia disimulada y a veces mas que clara,

    saludos.

    pd. perdon por las faltas de ortografia escribo de un keyboard ingles.


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