Posteado por: pedrock | 20 abril 2010

¿Podemos vivir sin aviones?

Hace ya unos años que ecologistas, políticos, científicos y algún que otro cineasta nos intentan convencer de que tenemos que cambiar nuestros hábitos de consumo si queremos poder legar a nuestros nietos un lugar donde poder crecer sin miedo a la sed, el hambre, la malaria o las guerras civiles. Y da la casualidad de que hace unos meses que parece que la Tierra haya empezado a arrascarse como si algún parásito (nosotros) le molestara. Y ya que a nosotros siempre nos cuesta mucho el poner en marcha planes efectivos sin antes darle demasiadas vueltas al asunto parece también que ha decidido (Ella) poner a prueba nuestro propios discursos ecologistas, sin remilgos ni  tiempos de adaptación ni planes B. Ha tosido, y todos nuestros aviones se han parado.

Queremos cambiar nuestros hábistos, y los transportes en avión son una de las fuentes de consumo de energía y polución más importantes, pero, además de discursos ¿tenemos o realmente queremos alguna otra alternativa?’ Al ver a personas capaces de pagar 2000€ por un taxi Madrid – Paris, o las colas y el caos en estaciones de autobuses y trenes, la respuesta está clara : no tenemos ninguna alternativa, ni parece que tengamos ganas de crearla.

El tren de alta velocidad nació en Europa, tenemos el mayor número de kilómetros de trenes de alta velocidad (sumando esfuerzos nacionales) y los Estados Unidos ya han puesta en marcha los primeros estudios para copiar nuestra buenas ideas y crear una red eficaz de trenes de alta velocidad en su suelo.

En Europa las diferencias nacionales en la red ferroviaria son múltiples y numerosas (la mayoría técnicas) pero lo que está en juego es mucho más importante: la disminución drástica en el consumo de energías fósiles y de emisiones de CO2, una cohesión Europea adicional al disminuir lo que llaman las distancias percibidas entre países, pero sobre todo el demostrar que tenemos la voluntad (o como dicen los francófonos : «le courage politique») y la coherencia del que pone en marcha las soluciones reclamadas por sus propios discuros.

Mientras no tengamos una red ferroviaria europea eficaz (es decir -sobre todo- homogenea), mucho me temo que nuestros discursos ecologistas no tengan toda la credibilidad que pudieran tener o que sigamos padeciendo parálisis a nivel continental cada vez que un volcan se ponga a toser.


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